jueves, 6 de febrero de 2014

Involución a ritmo de 3x4

Una de mis grandes debilidades es el Carnaval. Y soy de esas que llega agosto y está escuchando coplas, nuevas o antiguas, de un autor o de otro.

Hoy quiero hablar de una comparsa femenina que me ha sorprendido pero para mal: 'La reina de mi casa'.
Tipo: se asemeja a esos vestidos de la perfecta ama de casa de los años 50 de la sociedad norteamericana a cuadritos blancos y rojos, con un mandil blanco también y una bata de boatiné debidamente cortada para que parezca una elegante chaqueta de cuello Letizia. ¡Ah! Pelo recogido (que así es más cómodo para limpiar y cocinar) y una diadema, que para eso es reina, y zapatos planos para no destacar. Y el detalle imprescindible: una escoba.


Imagen: Diario del Carnaval (@DCarnavalcadiz)


Sorprendente que el año pasado, hace escasamente 12 meses, fueran al mismo concurso de coplas homenajeando a Amelia Mary Earhart, aviadora norteamericana, intrépida aventurera y autora de una de las cartas de amor más impresionante, libre y sincera que he leído jamás. Eran entonces 'Los viajes de Amelia'.



Recuerdo también que el primer año que fueron al Gran Teatro Falla al concurso fue con la comparsa 'Mujeres' en el año 2008 reivindicando a esas mujeres que para que vieran publicadas sus obras, sus pensamientos, debían utilizar pseudónimos masculinos.


Imagen: carnavaldecadiz.com
 
 
Incomprensible esta involución. Incomprensible que defiendan unas letras que apestan a alcanfor y que ninguna haya cuestionado al autor.
 
 
Reinas de un reino de cuatro paredes y con traje de manteles (que no lo digo yo, lo cantan ellas en el estribillo), retahíla de estereotipos y un repertorio que se queda también en cuatro paredes porque el espacio público es para los maridos, el doméstico para ellas, que hasta el forillo muestra un salón. Más que reina, es una esclava, pero esclava consentida (sí, como lees).
 
No sé si pretendían ensalzar el duro durísimo trabajo de las mujeres que se dedican a las tareas domésticas sin ayuda, sin ayuda porque el sistema así lo ha diseñado, pero la idea se diluye en cada cuarteta. Yo les cambiaría el nombre por 'Las de la pata quebrá'.
 
Me quedo con 'Las Molondritas', las primeras mujeres que cantaron en el Falla en el año 1980. Un primer toque a las puertas de una fiesta que ya se ha acostumbrado a escuchar voces femeninas en la calle y en el teatro.