La resaca de los premios se traduce en los medios de comunicación en ese rescate de las cintas premiadas y "fracasadas" y en carne de cañón de revistas de moda o periodismo de sociedad que analiza hasta el último detalle visto en la alfombra. Iconos de estilo que alcanzan máxima notoriedad en unas horas y unas casas de moda y alta costura que encuentran en ese tiempo en el camino de baldosas rojas la opotunidad casi única de proyectar al público mortal sus creaciones.
Los medios somos cómplices indiscutibles de ese negocio. "¿De quién es el vestido de...?" se convierte en la pregunta habitual, qué joyas luce, quién pone sus zapatos y el bolso e incluso quién la ha maquillado y con qué producto exactamente. Habrá quien anote mentalmente qué empresa (porque son empresas, lógicamente) ha sido la que ha vestido a Naomi Watts y en las próximas rebajas adquiera algún producto de esa misma marca. Pero tal vez lo nefasto de los medios llegue con las recurrentes listas de 'Las peores vestidas'. Imagen, todo imagen.
Los medios reciben mensajes y comunicados acerca de qué actrices se presentan en los eventos y qué marcas van promocionando en su cuerpo, un escaparate más de la gran noche del cine. Una parafernalia que es necesaria conocer.
Recuerdo especialmente el enfrentamiento mediático entre las personas que apoyaban el modelo que lució Gabourey Sidibe en la gala de los Oscars de 2010 y las que se ensañaron con la joven tan solo por no cumplir los estándares de belleza establecidos por La Moda.
Su papel en 'Precious' no es suficiente, la alfombra roja es otra cosa, es otro negocio diferente al de cine. Me permito copiar y dejaros aquí un interesante reportaje de 'La noche temática' titulado 'La alfombra roja' dividido en cinco partes. Ya hay listas de las que algunas personas pueden considerar como las peores vestidas de los premios de la pasada noche, comienzan las secuelas de la alfombra roja.
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Y parte 5
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